21/7/15

Flora intestinal, alergia y asma [21-07-2015]


Flora intestinal, alergia y asma

Las nuevas técnicas de identificación de seres vivos por medio de análisis genético, han demostrado la existencia de bacterias y virus de los que no se conocía su supervivencia en nuestro organismo. Pero es impresionante que no se hable de cientos o miles sino de millones de microbios que están ahí, en una desconocida existencia que se vincula con una dependencia entre ellos y nosotros. Esta subordinación tiene un reflejo directo en la alimentación y el aprovechamiento de nutrientes; pero lo más sorprendente es el impacto que estos diminutos seres tienen en la inflamación, la respuesta de defensa de nuestro organismo y por supuesto, la manifestación inmunológica.

El ambiente microbiano, al parecer, constituye un factor que influye en el desarrollo de enfermedades alérgicas e inmunológicas, lo que debe generar un cambio de conciencia médica, no solamente orientado a aquellos padecimientos que atiende el inmunólogo, sino de un carácter tan amplio, que incluye todas las ramas de la medicina, incluyendo por supuesto al médico general.

Por todos es conocido el hecho de que consumir ciertos productos como el yogurt o los lactobacilos nos brinda un elemento de apoyo para mejorar la digestión; sin embargo, a la larga es muy probable que estas indicaciones se extiendan, orientándolas a ingerir ciertos tipos de bacterias que al colonizar nuestros intestinos, puedan brindar elementos protectores para enfermedades alérgicas, incluyendo por ejemplo, la Dermatitis Atópica, que es una enfermedad de la piel caracterizada por una sensibilidad extrema ante cualquier elemento irritativo, por mínimo que sea, provocando inflamación, comezón e irritación, condición que es en muchas ocasiones, extremadamente difícil de controlar.

Es cotidiano ver con espanto la forma indiscriminada en la que se indican antibióticos de amplio espectro para tratar enfermedades respiratorias y digestivas. Las razones que justifican esta prescripción no existen. Hablando en términos de enfermedad intestinal, uno debe considerar que los antibióticos solamente serán recetados cuando existe una clara evidencia de diarrea invasiva, es decir con destrucción de tejidos, lo que implica la expulsión de moco y sangre, en el caso del intestino grueso o colon; o bien de evacuaciones con restos de alimentos, vómito, malestar general, en el caso del intestino delgado; esto a grandes rasgos. Nunca deben utilizarse medicinas que detengan la diarrea, pues esto evita que el organismo elimine los microbios que causan la infección.

Se debe entender que no existe una evidencia suficiente para indicar, de manera rutinaria, antibióticos para tratar la diarrea aguda, independientemente de que la causa sea por una sospecha de que los causantes sean bacterias.

Hablando de infecciones respiratorias, los tratamientos deben basarse en primer lugar con penicilinas, que en cierta medida, “respetan” bacterias intestinales que conforman parte de la flora normal. Es por demás decir que existen padecimientos respiratorios que fácilmente se confunden con procesos infecciosos, siendo de naturaleza alérgica, por lo que se debe entrecomillar la rutinaria administración de antibacterianos.

La mala prescripción de antibióticos no se circunscribe solamente a nuestro país, sino que es un problema a escala mundial. Debemos entonces considerar que la actual resistencia de microbios a nuestras medicinas es creciente y abarca a todo el orbe, por lo que es urgente ser prudentes al indicar esta variedad de medicinas.

Pero más allá de esto debemos comprender que todos los seres vivos en el planeta tenemos relaciones sutiles que nos vinculan estrechamente. Las bacterias podrán ser extremadamente pequeñas, pero nos ayudan mucho más de lo que nos perjudican. Es así que debemos cuidarlas y así no solamente mantendremos un equilibrio microecológico individual sino que cuidaremos el medio ambiente, en una forma general.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario